– El dinero no siempre permite comprar esa sensación de seguridad.
– La felicidad que acompaña a un aumento en los ingresos no dura
demasiado, ya que muy pronto el nuevo nivel de ingresos se
convierte en el estándar según el cuál medimos nuestros logros.

– Los pobres – se preocupan por – la salud e ingresos, y lo que no podemos controlar.
– Los ricos – se preocupan por – relaciones cónyuges e hijos, y lo que si pueden controlar.
– El dinero no reduce el grado de preocupación; lo único que cambio es el motivo.

– Tenemos una excesiva preocupación por el dinero, la posición y la gloria.
– “Un día encontrareis a una persona que no se preocupa por nada de eso. Entonces sabréis lo pobres que sois”.

– Las empresas pobres se desentienden de sus competidores; las empresas
del montón copian a sus competidores; las empresas ganadores marcan el
camino a sus competidores.

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